Sonrojarse; una forma evolucionada de mostrar honestidad
Una sensación de calor se inicia con fuerza en los pies para dispersarse por nuestro cuerpo hasta invadirlo por completo. Un rubor que envuelve nuestras mejillas, orejas, frente y nuca y acelera nuestro pecho hasta hacernos sentir protagonistas de un Triatlón. Sudoración, risa nerviosa... Sensaciones que se producen sin que podamos dominarlas, sin previo aviso, y pretendiendo boicotear la intervención pública que hemos preparado con mimo. Porque sonrojarse es algo que llega sin avisar y sin invitación previa, y no es otra cosa que una muestra de honestidad.
Una revista de divulgación científica publicó hace dos décadas que la causa por la que nos ruborizamos respondía a la alerta de nuestros instintos primarios ante situaciones de peligro o de excitación. Dicha publicación exponía que al hablar en público y sentirnos observados, o amenazados, incrementamos nuestro color y riego sanguíneo para poder huir o defendernos si fuese preciso. Lo mismo nos ocurre cuando mentimos o sentimos atracción. Tenemos incluso la capacidad de sonrojarnos a solas... ¿nunca os ha ocurrido que durante una conversación telefónica, virtual o, incluso viendo una película o leyendo un libro, habéis sentido ese latir grana?
Estas premisas se basaban en las teorías de Charles Darwin que, hoy completan y amplían eminentes figuras que afirman que nos sonrojamos porque somos una especie sumamente cooperadora, al menos comparada con otros animales.
De este modo tenemos la capacidad de anunciar al mundo que estamos avergonzados pero ¿por qué, con qué finalidad? Y lo más importante ¿podemos controlarlo?
Según el profesor Frans de Waal, de la Universidad de Emory en Atlanta, Estados Unidos, esta es una de las más grandes lagunas en la teoría de la evolución. Waal se plantea “por qué necesitamos de esta señal tan obvia para comunicar estos sentimientos que nos hacen cohibir tanto".
En declaraciones a la BBC Frans de Wall recordó que “aunque no somos la única especie que tiene la capacidad de cambiar de color, por ejemplo el calamar cambia de color igual que otros animales cuando están estresados o por un proceso hormonal, sí somos los únicos que cambiamos de color como una expresión", explica.
La mejor manera de dominar el sonrojo es recordar la causa por la que nos ocurre. Si es una muestra de nuestra honestidad eso nos debería tranquilizar. Podemos incluso hacer un chiste al respecto para romper el hielo. Dominar la situación, ser sinceros y tener preparada nuestra intervención pueden ser las claves para evitar que la sangre llegue al río ;P