No dejes que la realidad te estropee un buen titular
16 de mayo (Cristina Marí).- Como reza la máxima del periodismo amarillista a veces la realidad es la que estropea una buena noticia. Como periodistas buscamos noticias nuevas, enfoques diferentes pero no disponemos del tiempo necesario para confeccionarlas. Las empresas son cada vez más conscientes de la importancia de contratar un gabinete de prensa para apoyarles en su comunicación, y por eso comienzan a contar con sus propios jefes de prensa.
Los profesionales de la información empresarial se aseguran de la eficacia y de la exactitud del mensaje que se envía, buscando obtener siempre los mejores resultados para sus clientes, desde un punto de vista informativo y bien estructurado que satisfaga a los medios. Existen algunas organizaciones que necesitan coordinar su mensaje y profesionalizar sus apariciones en prensa para evitar malos entendidos. Puede parecer que desde los gabinetes solo intentamos obstaculizar y ocultar la información, pero la realidad es que esta se filtra para que cada pregunta llegue al profesional más cualificado para ser respondida. De este modo, desde las oficinas de prensa se absorben todas las cuestiones que cada día proponen los periodistas para, en la medida de lo posible, liberar de determinadas funciones a los representantes a los que no les corresponde contestar. En contrapartida se logra una mayor efectividad y respuestas más concisas en un menor tiempo, lo que, efectuado desde la profesionalidad, beneficia a todos.
El desinterés, la lucha a contrarreloj que suponen las horas de cierre de los medios, o en ocasiones, el afán de conseguir que algún portavoz desprevenido hable más de la cuenta, anima a los periodistas a saltarse los protocolos establecidos y a llamar directamente a los protagonistas de la noticia. Estas maniobras de confusión pueden llevar a conseguir exclusivas, pero la realidad es que en la mayoría de los casos desemboca en un desastre para ambas partes. Es decir; maltratar a tu fuente te lleva a que deje de manar información de la misma.
A veces, se puede pensar que los portavoces de empresas y organizaciones quieren ocultar determinadas partes de su actividad, pero la realidad es que simplemente no pueden memorizar todos los procesos susceptibles de ser noticia. Tampoco pueden explicar cualquier procedimiento que se lleve a cabo en la organización, y que podría interesar a los medios, ya que es preciso que recaben la información para no errar en su entrega. Los horarios o agendas de las cabeceras, las radios y las televisiones pueden no coincidir con la de los protagonistas de las noticias, por lo que es muy probable que el interesado no se encuentre disponible. Ahí es donde entra en juego un gabinete de comunicación que asegura que el mensaje llegue a la fuente y que ésta se comprometa a contestar. Además los horarios de los jefes de prensa son mucho más laxos que los de las fuentes, lo que se traduce en una mayor resolución y celeridad en la atención a los medios.
Todas estas afirmaciones parecen algo obvio, pero en realidad son cuestiones que algunos periodistas no siempre tienen en cuenta a la hora de confeccionar sus noticias (. Los profesionales de la radio pueden tener jornadas maratonianas que comienzan a las seis de la mañana, así como la gente que trabaja en las redacciones de los diarios a veces no termina hasta altas horas de la noche. No obstante, por poner un ejemplo tanto los gabinetes como los políticos pueden no tener los mismos horarios, y por lo tanto no es posible atender a primera hora todas las peticiones. o no siempre se pueden contestar a las preguntas que llegan a última hora de la tarde o en fines de semana y festivos, por falta de la fuente. Esta situación lleva la mayoría de las veces a la sentencia más temida “el personaje en cuestión no se ha querido manifestar sobre el tema…”. Pero ¿realmente no se ha querido pronunciar o simplemente se ha obviado dicha respuesta en beneficio de una noticia más impactante?. Es decir, alguien a quien le llaman a las 7,15 de la mañana, o al as 22,30 de la noche, ¿está obligado a contestar a un medio por temor a represalias?. ¿Y si, además, se saltan cauces y no se consulta a su gabinete de prensa, es lícito publicar que no se contrasta una información por una ausencia de respuesta?. Aquí la ética juega un papel fundamental, que pone en duda la credibilidad de un profesional y de su medio.
Por norma general y en contra de lo que se suele pensar, los gabinetes de prensa no obstaculizan la comunicación entre el periodista y la fuente si no que todo lo contrario, la facilitan para que ésta sea más eficaz. Desde Imam Comunicación y por la parte que nos toca, animamos a nuestros compañeros de las redacciones a que nos llamen, nos pregunten y comprueben nuestra eficacia. Nuestra premisa es la efectividad. Nosotros también estuvimos trabajando en televisiones, radios, revistas o periódicos en algún momento, y entendemos su labor y necesidades, desde el mayor respecto. Por ello, porque no somos un colador, donde se pierde información, sino un embudo, que mejora el trasvase de datos, os invitamos a confiar en una figura que existe porque es necesaria, y que, en nuestro caso, intentamos mejorar cada día.