Redes sociales; una plaza en la que no todos pueden torear by Montse Monsalve

Tuve una vez un amigo, de esos de series pasadas, parafraseando a mi compañero Alberto Valdivielso, que tras cometer una locura imperdonable me miró a los ojos, bajó los suyos, y me dijo “Montse, si es que, ya lo sabía yo, si no sabes torear pá que te metes”. Mi incultura refranística, sorprendida cuando alguien evoca frases del tipo “blanco y en vasija leche fija”, hizo que esa plaza de toros metafórica se grabase en mi cabeza como un ruedo alegórico al que todos nos enfrentamos cada día. Hoy, hablando en voz alta, del mismo modo que cuando interpelo a alguien de la televisión, les digo a las Paulas Vázquez, Davides Bisbales y Alejandros Sances, “queridos, si no sabéis twittear qué hacéis con trajes de luces”.
Y es que nuestros famosos patrios, adictos a la fama, a la lisonja fácil, y a esa placentera sensación de sentirse admirados (cosa que entiendo perfectamente), no son conscientes de que este mar no es el suyo, y de que las redes sociales pueden convertirse en océanos fríos, oscuros e indómitos, en los que su reputación, imagen y credibilidad pueden hundirse sin remedio.
Mercedes Ortiz publicaba recientemente en un post de Misapisportuscookies que hay figuras que tal vez deberían reflexionar sobre estos canales de comunicación, y asumir que precisan de un apoyo; un Community Mánager que les haga de banderillero y les prepare el terreno antes de entrar a matar.
Y es que no sólo cantantes y presentadoras sin demasiada cultura gramatical y formativa pisan en falso en twitter. Avezados periodistas como Andreu Buenafuente se “enfurruñaron” ante comentarios de “trolls” en los que vieron amenazada su objetividad, o, como es el caso de Jordi González, llegaron al insulto soez al responder a una seguidora “telebasura, tu puta madre, guapa”.
Pero como las oscuras golondrinas, estos famosos, queridos por muchos, volvieron a poner sus nidos en twitter, y, en la mayoría de los casos, regresaron a esta plaza para “torear a cuerpo”. Alejandro Sanz confundía así a Marta del Castillo con Marta Domínguez y David Bisbal… bueno… David Bisbal bien, gracias.
La publicación Netnografía, de Miguel del Fesno, apunta que este tipo de personajes deberían preguntarse antes de “desnudarse” en las redes sociales ¿Para qué quieren estar?’ Si no tiene claros sus objetivos, es mejor que se dediquen a whatsapear con sus amigos, en vez de sumarse a una moda que no sienta bien a todos. Y es que, según del Fresno, “los famosos viven de alquiler, y no están acostumbrados a la crítica”, por lo que quienes no sepan reírse de sí mismos y asumir estas como parte de la “corrida”, es mejor que se queden en las gradas y se limiten a pedir “orejas” ajenas.
Además las redes sociales implican tiempo y abandonarlas es tan contraproducente como no contar con ellas. ¿Qué recomendamos entonces hacer a estos personajes? Del mismo modo que contratan a representantes, jefes de prensa y asistentes, sus cuentas deben estar cogestionadas y asesoradas por un profesional. No olvidemos que no incluyen solo sus “amigos”, sino que pueden convertirse en “ferias” como la de Lady Gaga, quien con sus 50 millones de seguidores en Facebook y Twitter no podría hacer otra cosa que teclear, si quisiera alimentar a estas “bestias” como “Dios manda”.
Responder en el tono adecuado, hacerlo de forma calmada, con educación, e informar de forma puntual de lo que se demanda al personaje, son algunas de las claves de estos magos de las redes sociales.
Ya publicamos hace tiempo un post en el que poníamos en duda que lo importante era que se hablase de uno, aunque fuese mal.
Lo importante para un famosos es fidelizar a sus seguidores y lograr más, y para ello, es preciso una buena dosis de paciencia, mano izquierda, creatividad, luces y acción. Para lograrlo lo idóneo, en mi opinión, es una relación casi de pareja con su community manager, con el fin de que el personaje siga estando ahí, pero sus faltas de ortografía, enfados, desconocimientos y “cagadas”, se esfumen.
La última en subirse al carro ha sido Paula Vázquez quien ayer, después de la polémica sobre, “esas fotos están trucadas, no estoy tan delgada”, reapareció con “publico vuestros teléfonos, aunque sea ilegal, porque yo publiqué el mío y me estáis friendo a llamadas”. En resumen, que el humilde consejo que esta periodista, estudiante de las redes sociales y que solo suma un millar de seguidores en sus cuentas, aporta a nuestros queridos famosetes es que, si no saben torear, solo deberían entren en las plazas para dar conciertos. En el caso de que la tauromaquia social sea lo suyo; ya saben donde encontrarme ;P