Cuando las redes sociales dejaron de ser broma

13.09.2011 13:36

Cuando las redes sociales dejaron de ser broma

Hace menos de diez años nacieron las primeras redes sociales, que como su propio nombre indica, se concibieron para trasladar las relaciones sociales a un escenario virtual. Los primeros usuarios compartieron fotos, vivencias, comentarios sin miedo a ser observados o juzgados ya que, lo difundían entre sus amigos.

Tras estos primeros años de desarrollo de estas nuevas herramientas ya no queda en ellas nada de social ni nada de privado. Estas redes se han convertido en escaparates más o menos públicos en los que mostramos una mezcla viciada de nuestras aptitudes laborales con tintes personales que, en ocasiones, nos perjudican más que nos benefician. Según el diario Expansión estos espacios se han convertido en la principal fuente de información para empresarios y cazatalentos a la hora de contratar o seguir la trayectoria de un posible candidato. Esto nos plantea diversas cuestiones en cuanto al objetivo con el que la mayoría de los usuarios abren una cuenta en Facebook, Tuenti, Foursquare o Windows Life. ¿Dónde está la línea divisoria entre la vida privada y la carrera profesional? ¿Cuándo dejaron de ser un lugar de encuentro entre amigos para convertirse en una plaza de escrutinio público?

Etarras que geolocalizan sus zulos, convictos fugados que mantienen en vilo a los agentes de policía mientras publican burlas en su Facebook. Menores que exponen más de lo decorosamente necesario sus vidas en la red. Violaciones de los derechos humanos expuestas y alabadas por los usuarios. ¿Hasta dónde son seguras las redes sociales? ¿Cómo proteger a los más indefensos? ¿En qué punto se perdió la inocencia en estas identidades virtuales?

En los últimos meses, las entrevistas de trabajo han pasado de exigir un nivel determinado de idiomas a dar esos conocimientos por sentado y exigir algo más allá. Los expertos en investigar la vida online de los candidatos a un puesto de trabajo comprueban aptitudes, actitudes, comportamientos, personalidades e incluso puntos específicos del currículum a través de la información que vamos dejando atrás en las diferentes redes sociales de las que participamos. ¿Es justo que juzguen nuestras aptitudes laborales a través de nuestra vida privada?

Estas nuevas tendencias reducen el riesgo que corren los empresarios a la hora de contratar al candidato erróneo o de dar información a una persona poco interesante para una empresa. Las nuevas necesidades de las empresas han forzado la llegada de nuevos agentes de reclutamiento, los portales de empleo de segunda y tercera generación rastrean y clasifican nuestra información en beneficio de las empresas y para desgracia de muchos usuarios.

Los que antes mentían en sus currículos ahora han creado el equivalente en las redes sociales a la personalidad perfecta para cualquier empresa. ¿Hay alguna manera de mantener la inocencia en nuestras redes sociales? ¿Hasta cuando las opciones de privacidad nos protegerán de la opinión pública?

Saber manejar las redes sociales y sacar provecho de las mismas puede darnos una ventaja a la hora de mejorar nuestro puesto de trabajo. Construir una identidad online honesta, con sentido común y transparencia que evite el ruido alrededor de nuestro perfil digital puede darnos la clave para evolucionar en nuestros puestos de trabajo. Pero ¿y si después de siete años construyendo una identidad aleatoria a través de la red ya no tenemos marcha atrás sobre nuestros comentarios?


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