A todos los modernos; El footing no existe

07.02.2013 16:56

 

En España tenemos tres lenguas cooficiales,  un hecho que nos “permite” darmos el gustazo de ignorar la riqueza lingüística que nos regala nuestra tierra en pos de reivindicaciones nacionalistas que solo sirven para empobrecernos. Despreciamos a nuestros vecinos cercanos para venerar a los que nos son más lejanos y desperdiciamos nuestro tiempo en disputas vacías para darle la espalda al problema que tenemos con algo tan rico como son las lenguas. Al español no le gusta aprender idiomas. Es algo que llevamos en la sangre seamos catalanes, vascos, gallegos, andaluces o madrileños.

Los únicos que han desafiado esta parte de su ADN son, como siempre, los sufridos modernos, que han dispuesto que para ser chic hay que saber idiomas, pero no esos de los que luego te dan diplomas, eso sería retrógrado. Ellos son eclécticos. Les gusta la mezcla, la innovación y personalizar hasta el punto de crear un lenguaje que, elevándose por encima del entendimiento de la mayoría de los catedráticos, pocos elegidos pueden entender.

Por ello, y en disposición a los gafapasta comemos fingerfood, desenfundamos Smartphones para chequear obsesivamente nuestro Facebook, que completamos con los artículos más interesantes del timeline de nuestro Twitter. Les damos likes  y hacemos retweets a nuestros followers y mimamos nuestro cloud no sea que perdamos nuestro badge de influencers. Siguiendo con nuestra rutina, confraternizamos con nuestros congéneres haciendo Follow Friday y check-ins en cada lugar donde estamos.

En el mundo de la comunicación y las relaciones públicas somos muy aficionados a hacer clippings, de los eventos que hacemos, organizamos show rooms donde nos rompemos la cabeza con los sittings, y cuadramos las agendas de las modelos para que puedan asistir a los fittings. Ni que decir que luego, en el brunch, donde servimos muffins y cupcak,es comentamos el último modelo de sneakers que todas las bloggers pasean delante de las coolhunters para conseguir el título de it girl.

 

Ahora resulta mucho más fácil ser cool. La gente cool debe cultivar los idiomas de cóctel y canapé que revisten sus frases vacías de contenido de un aire superioridad a los que, reticentes a toda esta modernidad, seguimos acudiendo a las presentaciones de los eventos, hacemos resúmenes de prensa y comemos aperitivos de toda la vida. Para todos ellos, que sepáis que ‘footing’ no existe en inglés. Ahí va la gran verdad que no hemos querido reconocer durante muchos años. A sabiendas de esta cruda realidad, los modernos contraatacan y ahora la gente cool ya no corre, si no que practica running. Vaya por Dios, nunca ganaremos. Como el chiste del pobre gitano que aprendió a decir fragoneta y le cambiaron el nombre a manovolúmen, nunca conseguiremos ser modernos del todo.

Para terminar, retomo la historia de un conocido escritor y profesor de la Universidad de Salamanca que se atrevió a decir Shakespeare con un marcado acento español y tuvo que justificarse ante su exigente público, que entre risas se burlaba de su ilustre exposición. Y es que antes de ser tan moderno, deberíamos hacer uso de la modestia para pararnos a pensar que, pese a que nosotros seamos tan avanzados a nuestro tiempo, quizás erremos en la norma establecida que, en este caso reza que tanto los topónimos como los nombres propios se escriben en el idioma que corresponda pero, en cambio, se pueden pronunciar como se haría en las lenguas de cada uno. Por lo que el Chaquespeare del ilustre profesor, no era menos correcto que las sofisticadas formas de pronunciar Shakespeare de sus alumnos, que ávidos de mostrar sus acentos de Londres, Cambridge estándar, o incluso la forma más cosmopolita de pronunciación directamente llegada desde la Gran Manzana o Big Apple, se dejaron llevar por la ignorancia que nos define para criticar a un perro viejo en la cuestión. No obstante, para premiar a su exigente público, el renombrado profesor decidió continuar su clase en inglés, superando con creces las dotes interpretativas y cool de sus oyentes y haciendo gala de su infinita superioridad.

 

Por eso y en vista de que nos vemos incapaces de superar estas corrientes tan estilosas, desde Imam Comunicación, dejamos de lado la cultura modernista gafapastera que es el spanglish, esperando a que la evolución de la tendencia nos devuelva al pincho de tortilla y la caña. Y apostamos porque el español de toda la vida vuelva a estar “in” renovando la cultura del pavo y del tronco convirtiéndola en el nuevo it. 

 


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